Como bien dice su lema “Alustante, que con pocos hay bastante” pasó de algo
más de mil habitantes a principios de siglo a pocos más de doscientos en la
actualidad. La fidelidad de aquellos que marcharon mantiene cierta actividad de
fines de semana y periodos estivales.
Una marcha a la fuente de los Arrieros y desde sus más de 1800 metros, impregnarse
de la inmensa paleta de colores otoñales del Parque Natural del Alto Tajo, una fría
noche al abrigo de un refugio, sentirse insignificante ante la bella e inmensa
profundidad de los cielos en un derroche incomparable de astros, cabalgar con
la imaginación sus lomas desde lo alto de un mirador, un paseo por los entrañables
pueblos de la Sierra de Albarracín, embriagarse con los colores y olores de sus
mercados, disfrutar de la cálida acogida de sus vecinos, recuperar sentidos y
maravillarse con ello, un lugar ideal para practicar la cercanía, compartir sentimientos
y experiencias.
Celebro que te haya gustado el pueblo de mis abuelos. Yo soy herencia viva de esos que, como cuentas, marcharon y regresaban a vivir sus añoranzas con sus hijos.
ResponderEliminarEn mi blog escribo a menudo de Alustante desde un punto de vista diferente al tuyo. Me ha gustado ver una reflexión objetiva, casi turística, del lugar al que me gusta regresar cada vez que necesito un poco de cordura.
Un placer dar con este espacio
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ResponderEliminarSólo una pregunta, ¿qué hace la foto con la iglesia de San Millán (Orihuela del Tremedal) en un post de Alustante? jajajaja
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