domingo, 17 de julio de 2011

Boquerón de Estena




 
El Estena, nace a pie del Rocigalgo, atraviesa Cabañeros por el norte, abriéndose paso a través del Boquerón del Estena para desembocar en el Guadiana.


El viaje, se inicia en el arroyo del Chorrillo, un pequeño puente de madera,  una senda nos lleva por la unión de dos cauces, deambular entre el espacio tiempo, el antes y el ahora se mezclan, percibimos de alguna manera las sensaciones de los antiguos moradores de estos predios.


Los Torreones del Estena, ásperos, desabridos se precipitan sobre las aguas, testigos del pasado marino de estos lares, preludio de la alianza del Chorillo con el Estena a la sombra de Nuestra señora de la Antigua, Ermita que desde las alturas bendice la fusión, la coyunda de ambos ríos, puerta de piedra que nos introduce en el Boquerón, sensaciones encontradas.


El río de los tres bosques, nos transporta a través del bosque mediterráneo, de ribera y de relictos, espacio que fuera entorno y medio de pastores, carboneros, corcheros y cesteros que sobrevivían de rebaños bovinos, de madera para generar carbón vegetal, de alcornoques que tanto abundan y de los mimbres que adornan las orillas del Estena.


Viajando en el tiempo nos encontramos con vestigios de vida anteriores a los homínidos, restos de los mares en forma de fósiles, gigantescos gusanos, ahora testigos de piedra, cierta perplejidad nos invade, dónde queda la escala del espacio tiempo que manejamos, la gracilidad del vuelo de una mariposa, nos embelesa y nos ubica en lo desproporcionado, dejando sin respuesta tantas preguntas..


Una barrera, una finca privada, el Estena prosigue alegre, retozando ajeno al tiempo y a lo privado, no nos es dado más espacio, volvemos sobre nuestros pasos,  gozando de cada rincón como si el tiempo tampoco fuese con nosotros.